Autor: Annalyda Alvarez – Calderón Gerbolini
Edición: Fundación Manuel J. Bustamante. Marzo de 2021. 375 páginas.
En las primeras décadas del siglo xx Puno se convirtió en el epicentro de los conflictos sociales en el Perú. Durante un tiempo, se observa en esta región una serie de movimientos indígenas que causaron gran conmoción social, poniendo en evidencia las graves contradicciones existentes en la sociedad campesina y la grave situación de los indígenas en el país.
Abrumados por las onerosas contribuciones fiscales, el despojo violento de sus bienes y recursos, la explotación de su fuerza de trabajo y la injusticia generalizada, los indígenas de las diferentes comunidades quechuas y aymaras de Puno reaccionaron de diversas maneras y se enfrentaron al poder establecido, buscando superar sus difíciles condiciones de vida, lograr su reconocimiento como ciudadanos y alcanzar la justicia social.
La autora asegura que una de las estrategias utilizadas por los indígenas puneños fue la de establecer enlaces personales con el gobierno, en el intento de renegociar el viejo pacto tributario colonial, con el fin de obtener la protección del Estado y el reconocimiento de sus derechos civiles (igualdad política, derecho al voto, etc). Para ello, se valieron de la movilización de los mensajeros de las comunidades campesinas, quienes tras un largo y esforzado peregrinar a través de montañas, desiertos y océanos arribaron a la capital peruana para representar a sus pueblos, informando personalmente al presidente de la república de los abusos a los que eran sometidos por parte de las autoridades y los hacendados locales. Sus quejas y peticiones develan la resistencia y la movilización de la población indígena en el surandino peruano, las cuales marcaron la historia de Puno y de todo el país. La autora realiza un análisis cuidadoso de los documentos presentados por los mensajeros.